lunes, 31 de agosto de 2009

... Nostalgia...

Miró su reloj y se dio cuenta que las manecillas marcaban las 7:30 hrs. tiempo de ir a dejar a Ximena, su pequeña hermana al Colegio. Se acercó lentamente al buró que se encontraba junto a su cama tomó las llaves de su carro y se dispuso cumplir con la tarea encomendada. Después de un rato regresó a su casa y al sentarse a la mesa cuando estaba a punto de darle un trago al café el olor la transportó a 1992 época en su vida cuando ella tenía solamente 9 años.

¡Por fin una y media! – pienso mientras la maestra deja los últimos apuntes del día. En mi cabeza no habita otro pensamiento que no sea salir del salón y correr lo más rápido posible mientras alguien intenta alcanzarme. María José, la niña con la que usualmente me siento en el recreo a comer me grita despavoridamente - ¡Sandra… Apúrate ya casi llegas!... Ha terminado la escuela, las praderas están listas para que nos rodemos por ellas.

De pronto llega mamá, dice que ya esta lista la comida y debo ir. Llego a casa enciendo el televisor, una de mis caricaturas favoritas aparece en la pantalla. Don Gato y su pandilla, en esta ocasión Cucho se enamora y toda la pandilla entra en sus acostumbradas aventuras. Terminamos de comer y llega Berenice, una vecinita con la cual paso mis tardes.

Su cuarto es pequeño, pero en él hay una cocinita de juguete en la cual creamos mediante los hechizos de la imaginación suculentos platillos… del viejo tocadiscos salen las notas del Ratón Vaquero interpretada por Cri – Cri. De pronto su abuelita llega, nos pregunta si no queremos jugar con el balero que trae en las manos… amablemente contestamos que no… El reloj marca las cinco de la tarde tiempo de regresar a la casa, cumplir con mis deberes escolares.

Continuó sumida en estos pensamientos hasta que él teléfono sonó. El ruido la condujo de nuevo a la realidad notó que su café ya se había enfriado observó su reloj y ya era la 1:30 pensó un poco en lo que había estado recordando y concluyó ese momento de recuerdos y añoranzas escribiendo en la pequeña libreta que contenía las ideas principales de sus cuentos.

Ximena había ya regresado a casa, lejos quedaron los juegos que ella disfrutaba en la infancia, los sentidos de su hermana se encontraban conectados a un Wii. Nota con tristeza que la calle se encuentra vacía, triste, sola. Las notas de sus discos de acetato ya no suenan más, ahora de un Iphone salen los sonidos que ambientan el lugar, de él salen estrofas de una de las últimas producciones de Disney. Sandra se aleja con nostalgia pero con el recuerdo de una de las mejores etapas de su vida.

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