miércoles, 29 de octubre de 2008

...Mictlán

El cementerio siempre ha sido considerado el lugar ideal para meditar, aniquilar esos demonios internos que no nos dejan seguir adelante, deshacerse de culpas infundadas, males de antaño que se albergan en el alma logrando la autodestrucción de ésta… En una mañana cualquiera las dudas regresan… las almas se limpian y caminan por un sendero que los llevará hasta sus seres queridos…


24 horas que transcurren lentamente, un día como cualquier otro. Amanece… el ruido de los autos indica que es tiempo de comenzar la jornada. ¿Es que nadie se da cuenta?... la ciudad se torna fría, el silencio hace que los minutos pasen sin que se perciba cambio alguno y yo simplemente espero a que algún alma se hele y poder continuar con la tarea encomendada… Kisim sigue su camino… Se consume un poco más de tiempo, llega la noche… todo parece tranquilo… los cánticos golpean con fuerza cada parte de su ser.


El día en que alcanzó su último suspiro todo corría como de costumbre, el perro ladraba, la tetera silbaba… y ese sonido rompió en dos su alma, no por el tono que hubiese podido alcanzar, sino por la soledad que implicaba aquel momento. Se encontraba sin compañía alguna, esa sensación le agradaba, instruía a su alma a observar cada instante, el ligero vuelo de un insecto, el sutil pasar del polvo ante sus ojos, la manera en que cada gota de lluvia se precipita en el cristal después de haber pasado la tormenta y se dedicaba a ensoñar. En su epitafio se alcanza a leer… te recordaremos siempre… más esto se convierte en mentira conforme van pasando los días, llega noviembre… la tumba de mármol antes blanca, se ha tornado gris, el polvo realiza su tarea…


Repito, hace frío a mi lado vagan seres extraordinarios, en ocasiones llegan a este terruño voces que le han cantado a lo eterno, se han vestido de negro y han dejado volar su imaginación y han logrado en cierta medida a la inmortalidad… A lo lejos una pequeña recita el Cuervo… hasta mí llega una de sus estrofas…


Y el impávido cuervo osado aun sigue, sigue posado,

en el pálido busto de Palas que hay encima del portal;

y su mirada aguileña es la de un demonio que sueña,

cuya sombra el candil en el suelo proyecta fantasmal;

y mi alma, de esa sombra que allí flota fantasmal,

no se alzará...¡nunca más!.


Todos guardaban silencio, no había persona alguna que se atreviese a levantar la voz, un lamento por ella, dijo algún desconocido… la sangre de cada una de las personas presentes se heló… la razón aún no les queda clara… sin embargo la escena parecía sacada de Hamlet… un sepulturero cavando, él a un lado sosteniendo una calavera y el sabor de la sangre en sus labios… el ciclo había concluido, su camino se había trazado hacia Mictlán. La luz de las veladoras inunda el lugar, las sensaciones corporales se extinguieron una a una… el incienso y el cempasúchil crean la atmósfera perfecta, para poder recordarla y a lo lejos se escucha un extraño murmullo como si el viento recitara uno de sus viejos versos…


Si la luna dejara de alumbrar la noche,

Si las estrellas se negaran a decorar el firmamento

Sólo quedaría el recuerdo de una voz que fue,

Y de la vida que se esfumo en el fin de los tiempos.

2 comentarios:

Juan de Lobos dijo...

ADNERB:
Recibe un saludo enorme,y lejano, desde Chiapas.
Ahora ando por estos lares, pero lo que te propongo en trabajarle en linea. ¿cómo ves?
Me gustó el texto, has encontrado un excelente nicho, ahora resta saber qué más es posible hacer con él.
Aullidos y saludos para ti.

Valiër Adnerb dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.