domingo, 18 de abril de 2010

El cauce...

Muchos un inicio como el punto de partida, otros como el final de una etapa y su lógica transformación en otra. Pero éste se puede resumir en el segundo en que el río de la vida cambia su cauce… o para un escritor es simplemente el pretexto para retar a una hoja en blanco y transgredir su pureza…
Juan Pablo era un joven algo tímido, siempre había sido un buen estudiante. Hoy los días de escuela habían quedado atrás. Tomó sus maletas y se despidió de sus padres, un nuevo reto lo esperaba y no debía demorarse más.
Cruzó el umbral de la entrada, desde allí podía notar que, todas las habitaciones se encontraban vacías. Había dejado la casa de sus padres, su lugar de origen y ahora se enfrentaba al reto de estar en un país desconocido. Un nuevo ciclo comenzaba, el nerviosismo recorría todo su ser. Las manos le sudaban, pareciera que sus rodillas no podrían seguir sosteniendo su peso, el gran hueco en su estomago era la manifestación de la jauría de nervios que intentaba aprisionar.
Recorrió el lugar en el que ahora se encontraba, desdeñando poco a poco las piedras que el camino le ofrecía, observó una fuente, parecía ser como cualquier otra en algún rincón del planeta, pero en aquel instante la percibió como la imagen más bella que sus ojos pudiesen contemplar. El sonido del agua avivó nuevamente sus sentidos… llevándolo hacia su infancia al ir dejando sus pasos en el pavimento, cruzar las avenidas, mirar una estrella en el firmamento y sentir las gotas de lluvia sobre su faz, comenzó a idear una historia…

Esa noche se dedicó garabatear en pequeños papeles, recibos viejos, hojas sucias, en las paredes altas con techos empapelados, y al paso de los segundos simplemente se acomodó en el rincón de la habitación, donde se sentía más cómodo. La luz se convertía en oscuridad y las sombras de las esquinas en luz de farol callejero; y de pronto se encontraba dejando parte de su vida en los papeles.
… Camino con corazón… son las palabras que resuenan en la mente al compás de los segundos… pero cómo saber que hago lo correcto, cómo acabar con esta duda… Desde hace un tiempo el mundo se me presenta efímero… ahora entiendo cuando en alguna ocasión escuché… “las palabras dichas al viento son olvidadas”…
Los síntomas que con anterioridad se presentaron, eran señas inequívocas de su entrada al mundo de las letras, ese impacto al intentar romper el blanco de una hoja de papel… en ese momento escribió en su libreta… Por fin lo había logrado, tantas noches sin dormir, tantas lágrimas derramadas, tantos encuentros dejados a un lado con el único fin de escribir una historia… Por fin había encontrado en su alma la vocación anhelada…

“¿Cómo es posible que a través de mi ser cobren vida historias y personajes los cuales jamás conoceré? El único color describe es el blanco y con él las sensaciones glaciales de un sitio tan lúgubre enmarcan un mausoleo de proporciones inmensas que prepara a su inquilino. Pero es extraño, desea seguir luchando hasta que las fuerzas lo abandonen, no importa que tan difuso sea el camino, debes entregarte a aquello que con tanta ilusión inició. ¿Cuántas veces estamos a punto de rendirnos pero algo o alguien nos impulsa a seguir?...” anotó y el esbozo de su nueva obra vislumbra el horizonte… Simplemente seguiré… suspiró y cerró su libreta.

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